El Alcalde Mayor de Bogotá,  vuelve a sorprendernos con  su juego de contrastes: generoso para los negocios del cemento; intrépido para atropellar humedales y la reserva Van der Hammen;  osado para desconocer las realizaciones  de los gobiernos de izquierda que le precedieron; desdeñoso y  tímido para financiar las políticas sociales.

El doctor Peñalosa se torna eufórico al hablar de avenidas, construcciones, malecones  y de ponernos a todos a rodar sobre losas y TRANSMILENIOS. Hace alarde de las inversiones enormes de la ciudad, en estos rubros, afirmando que superan las de la ampliación del canal de Panamá y la venta de ISAGEN.

  Por el contrario, al abordar los temas de la educación, su rostro se vuelve grave y las propuestas de poco alcance. Ya no hay “render”, ni ambientación desde helicópteros del programa a desarrollar. Invita al presidente para “acordar” sobre el tema, echan mano de los lotes comprados por la SED, en la “Bogotá Humana” y hablan de construir 22 colegios, tal vez 30. Según la Secretaria de Educación en declaraciones al TIEMPO, el 23 de febrero,  “aún no está claro bajo qué modalidades operarán estas instituciones: si bajo el modelo de administración tradicional,… o bajo concesión”.  La duda sugiere la intención de debilitar  la educación pública, dándole nuevos aires a los colegios administrados por privados. Para estas nuevas construcciones el presupuesto es modesto. Del costo total: 590.000 millones, el Distrito Capital aporta 150.000, una suma cercana a los 130.000 millones que costaron los estudios del metro subterráneo y que el Doctor Peñalosa ha decidido tirar a la basura.

El preescolar de tres grados, recibe entierro de tercera, sin merecer siquiera una explicación del alcalde a los bogotanos. Tuvo que decirlo el presidente Santos, quien al referirse a los niños de 0 a 5 años,  afirmó que el Distrito ampliará la cobertura siguiendo el modelo de los Centros de Desarrollo Integral, CDI, (El espectador digital del 23 de febrero).

La Jornada única quedó en el limbo luego de los acuerdos Nación – Distrito. Dicen que evaluarán lo hecho y lo proyectado por la “Bogotá humana”. Se comprometió el Ministerio a adicionar 500 maestros para estos efectos, sin más detalles.

En materia de formación docente, Peñalosa se pliega a los programas de la Ministra Gina Parody, y entra en el camino de los grandes anuncios para pocos beneficiados, a imagen y semejanza del programa “ser pilo paga”. Este año a los 33.000 maestros del Distrito les asignarán “120 becas para que hagan maestrías”; es decir, al 0,36% de ellos. Pírrico incentivo a la calidad de la educación y a los docentes.

Respecto a la educación superior, nada se dice sobre la gratuidad y ampliación de cobertura. Informa, el mismo periódico, que se desarrollará “integrando las cadenas productivas de la región a la cadena de formación de los estudiantes”. Una frase hueca que remite a la terminología del SENA, que poco a poco ha ido acumulando los recursos del Estado para educación superior (Tecnologías virtuales), en detrimento del financiamiento de las universidades públicas en el país.