La masiva llegada de personas venezolanas a nuestra ciudad y los delitos que algunos de ellos cometen no pueden desviar la atención y el juicio de nuestras autoridades. El problema de la inseguridad es mucho más complejo y exige una mirada integral.

Los recientes casos de inseguridad en la ciudad deben ser analizados y estudiados a profundidad. Estos hechos no deben llevar a tomar decisiones reactivas sin ningún tipo de planeación. Es necesario entender la magnitud del fenómeno de la inseguridad en la ciudad para dar las respuestas oportunas y eficaces.

La llegada masiva de personas venezolanas, y los hechos delictivos cometidos por una pequeña parte de ellos, no puede convertirse en el fenómeno que explica la inseguridad de la ciudad. De acuerdo a las autoridades, los extranjeros solo cometen entre el 3% y el 5% de los delitos en Bogotá. Quiere decir que más del 95% de los delitos son realizados por ciudadanos colombianos, los cuales son, en un porcentaje alto, reincidentes. 

No podemos desenfocar la mirada. Gran parte del problema de la seguridad en Bogotá está relacionado con la existencia de estructuras criminales que han hecho del delito su oficio. Si a esto le sumamos la impunidad, las deficiencias en la administración de justicia y la desigualdad y la pobreza, que se ha incrementado en esta época de pandemia, se hace evidente la complejidad del panorama de seguridad en la ciudad.

El proceso de reapertura a la ‘nueva normalidad’ en Bogotá ha significado que muchos de los delitos en la ciudad, que habían disminuido como consecuencia de las medidas de confinamiento, se reactivaran. Las estadísticas oficiales, por ejemplo, señalan el aumento en los delitos contra la vida y los delitos contra el patrimonio desde el mes de mayo, cuando inicia el proceso de flexibilización de las acciones para enfrentar el COVID-19. 

No hay fórmulas mágicas para responder al problema. Toda solución pasa por la identificación precisa de la problemática que permita el trabajo articulado de las distintas autoridades. Pero centrar la mirada en solo una parte del problema, nunca será la solución.