El complejo panorama de la contaminación del aire en Bogotá
El 23 de marzo de 2018 la Secretaría Distrital de Ambiente- SDA – y la Secretaría Distrital de Salud – SDS – declararon el estado de alerta amarilla por contaminación del aire en la ciudad de Bogotá, medida que fue tomada para contrarrestar algunos de los efectos adversos que esta situación puede acarrear en el bienestar de sus pobladores. Esta alerta que se prolongó por siete días, según la SDA se originó por condiciones meteorológicas que “se reflejan en la variación de temperaturas, el aumento de la humedad, el cambio en el régimen normal de vientos registrados en varias horas del día reduciendo la dispersión de contaminantes”.
Es claro que algunos cambios meteorológicos pueden intensificar el efecto de los contaminantes del aire, pero los fenómenos de la naturaleza no pueden ser culpados por esta situación. Bajo esta condición subyacen un gran número de problemas que lo hacen extremadamente complejo, el mejoramiento de la calidad del aire requiere el trabajo y compromiso conjunto de actores públicos y privados, los sectores productivos y de transporte, donde también participen activamente todos los ciudadanos.En el caso particular de Bogotá las acciones tomadas por la administración distrital han mostrado ser insuficientes para corregir de manera preventiva las fuentes fijas y móviles de contaminación, además las medidas encaminadas a la vigilancia y control han resultado ser poco efectivas para minimizar los impactos sobre la calidad del aire y la salud de los bogotanos.
El 22 de marzo de 2017, el Concejal Celio Nieves Herrera del Polo Democrático Alternativo efectuó un debate de control político en la Comisión Primera Permanente del Plan de Ordenamiento Territorial en el Concejo de Bogotá sobre la “contaminación del aire en Bogotá”, donde advirtió sobre la necesidad de ampliar la Red de Monitoreo de Calidad del Aire de Bogotá – RMCAB, pues cuenta tan solo con 14 estaciones, ni siquiera una por localidad, adicionalmente, la última adquisición de estaciones se realizó en el año 2000 y su modernización se adelantó en 2008. Otra medida igualmente importante es la ejecución de mediciones de calidad del aire a nivel de las vías, pues algunos estudios demuestran que las concentraciones de ciertos contaminantes (principalmente partículas) se incrementan considerablemente, exponiendo a los peatones, bici usuarios y vendedores ambulantes.
Bajo el estado de alerta amarilla el Distrito sugirió a los ciudadanos utilizar sistemas de transporte público, no obstante, el Concejal Nieves Herrera recuerda que tanto el Sistema Transmilenio y como el SITP aportan el 9% del material particulado que contamina el aire. Esta flota que en una considerable mayoría opera con motores diesel, se suma a los vehículos para el transporte de carga, el transporte especial y el transporte público colectivo (SITP provisional), que finalmente aportan en total el 80% de las emisiones por material particulado. Hace un año también se advirtió que algunos sectores localizados al occidente de la ciudad presentaban niveles preocupantes de contaminación, según el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales – IDEAM – la estación de la RMCAB “Carvajal – Sevillana” en la localidad de Kennedy ha registrado los promedios anuales más elevados para las partículas con un tamaño inferior a 10 micras (PM10) entre todos los sitios de monitoreo de la calidad del aire en Colombia, cuatro veces por encima de los niveles máximos establecidos por la Organización Mundial de la Salud – OMS.
A esto se suma la expedición por parte de la administración Peñalosa del Decreto 335 de 2017 “Por medio del cual se adopta la estrategia para la actualización del Plan Decenal de Descontaminación del Aire para Bogotá – PDDAB”, donde, entre otros aspectos, se derogó la utilización de filtros de partículas para los buses que entraran a formar parte de la flota del SITP, filtros que han demostrado una eficiencia del 97% en la remoción de partículas. Con el argumento del costo elevado de estos filtros, se privilegiaron los intereses de algunos particulares sobre la salud de los bogotanos.
La ciudad está ad portas de la adjudicación de una licitación pública para la compra de nuevos buses para las Fases I y II del Sistema Transmilenio, se propone que la flota esté compuesta por vehículos que cumplan la norma ambiental Euro V o superior, reglamentación que entró en vigencia en Europa desde el año 2009, es decir, que llega a nuestra ciudad con 9 años de rezago. Es primordial que se modifiquen los pliegos de la licitación y se dé prioridad a la compra de buses que sean 100% eléctricos.
Cabe mencionar que la contaminación del aire es un problema ambiental complejo, por ello requiere intervenciones igualmente complejas y robustas, donde la salud y calidad de vida de los ciudadanos sea una prioridad.