Discurso en el acto de posesión del presidente Gustavo Petro Urrego
Llegar aquí indudablemente implica recorrer una vida. La vida inmensa que nunca se recorre sola. Aquí está mi madre, Clara, nada existiría en mi mente en este momento sin ella. Aquí está mi padre, Gustavo, caribeño, aquí están mis hermanos Adriana y Juan que me aguantan.
Aquí están mis hijos, Nicolás Petro, Nicolás Alcocer, Andrea y Andrés, Sofá y Antonella, mis pequeñas que florecen de corazón y alma. Aquí está Verónica Alcocer, quien me ha acompañado, quien me ha dado descendencia, la vida misma. Quien el amor ha hecho todo posible. Aquí no estará para acompañarme solamente sino para acompañar a las mujeres de Colombia en su esfuerzo para salir adelante, para crear, para luchar, para ser. Para superar la violencia dentro y fuera de las familias, para construir la política del amor.
Aquí está como en el recorrido de mi existencia, el pueblo. Las manos humildes del obrero, aquí están las campesinas y las que barren las calles. Aquí están los corazones del trabajo, las ilusiones de quien sufre, aquí están las mujeres trabajadoras que me han abrazado cuando decaigo, cuando me siento débil, el amor al pueblo, a la gente que sufre excluida, es el que me tiene aquí para unir y construir una nación.
Así acaba Cien Años de Soledad de nuestro querido Gabriel García Márquez.
«Todo lo escrito en ellos era irrepetible desde siempre y para siempre porque las estirpes condenadas a cien años de soledad no tenían una segunda oportunidad sobre la tierra».
Los colombianos y las colombianas hemos sido muchas veces en nuestra historia enviados a la condena de lo imposible, a la falta de oportunidades, a los NO rotundos. Quiero decirles a todos los colombianos y todas las colombianas que me están escuchando en esta Plaza Bolívar, en los alrededores, en toda Colombia y en el exterior que hoy empieza nuestra segunda oportunidad.
Nos la hemos ganado. Se la han ganado. Su esfuerzo valió y valdrá la pena. Es la hora del cambio. Nuestro futuro no está escrito. Somos dueños del esfero y podemos escribirlo juntos, en paz y en unión.
Hoy empieza la Colombia de lo posible. Estamos acá contra todo pronóstico, contra una historia que decía que nunca íbamos a gobernar, contra los de siempre, contra los que no querían soltar el poder. Pero lo logramos. Hicimos posible lo imposible. Con trabajo, recorriendo y escuchando, con ideas, con amor, con esfuerzo. Desde hoy empezamos a trabajar para que más imposibles sean posibles en Colombia. Si pudimos, podremos.